música: Eduard Rodés
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Nuestros hijos crecen sin que podamos hacer otra cosa que intentar entenderlos y adaptarnos
a las nuevas situaciones y relaciones que se nos presentan. Y si de pequeños los teníamos que poner a dormir con un cuento y una nana, en la adolescencia tenemos que intentar que nos dejen vivir y dormir. La música
siempre ha sido un buen camino para intentarlo, no siempre con éxito. Compuse esta pieza a mi hija Clara, para decirle que la quiero y para situaciones de crisis. Y espero que con el tiempo me perdone la maldad de haber puesto un poco de su fiera en mi música, que no es otra cosa que una forma de amor paternal.
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